Para los antiguos filósofos griegos, la ataraxia, literalmente “ausencia de turbación”, es el estado de ánimo gracias al cual el ser humano, al disminuir la intensidad de los deseos o temores que alteran su equilibrio físico o mental, logra fortalecerse ante lo adverso, mantenerse sereno e imperturbable en relación con el alma, y alcanzar así la felicidad.