Pablo es un niño que está obsesionado con su consola. Juega a todas horas y todo lo demás le molesta: el colegio, la cena, sus padres… De tanto mirar la pantalla, un día se despierta y ¡se ha convertido en su consola! En vez de cabeza tiene una pantalla. Para conseguir volver a su estado original necesitará la ayuda de sus otros juguetes, que le recordaran que existen otras maneras de divertirse.