Valle-Inclán escribió, en 1920, uno de los textos esenciales de nuestro teatro: ‘Luces de Bohemia’. Con él quedó inaugurada una nueva manera de ver la realidad: el Esperpento. Un renovado concepto estético, cuya paternidad Valle atribuye a Goya, que él mismo describe de manera genial en una de las últimas escenas de la obra.